Todo el poder de las mujeres en la arquitectura

Todo el poder de las mujeres en la arquitectura

Por Margarita Barrero Fandiño La historia de las mujeres en la arquitectura es también la de su lucha por no ser invisibles. Aquí, un puñado de arquitectas extraordinarias, sus filosofías, sus búsquedas y las huellas que han dejado en ciudades, territorios y espacios interiores. Ser arquitectas: planear y construir espacios habitables. Al tiempo: luchar por

Por Margarita Barrero Fandiño

La historia de las mujeres en la arquitectura es también la de su lucha por no ser invisibles. Aquí, un puñado de arquitectas extraordinarias, sus filosofías, sus búsquedas y las huellas que han dejado en ciudades, territorios y espacios interiores.

Ser arquitectas: planear y construir espacios habitables. Al tiempo: luchar por no ser invisibles para el mundo de la arquitectura. Así se ha escrito la historia de las mujeres en la arquitectura. La arquitecta Denise Scott Brown, esposa y socia durante 50 años de Robert Venturi, relató en 1989 cómo ser “la mujer del arquitecto” la eliminó de entrevistas de trabajo y hasta del premio Pritzker, que fue concedido solo a él, en 1991, aunque trabajaban colaborativamente. ¿En el ensayo Room at the Top? Sexism and the Star System in Architecture recuerda cómo ciertos colegas pensaban que sus publicaciones en las universidades de Pensilvania y Berkeley habían sido escritas por Venturi o cómo revistas especializadas omitieron su nombre y lo reemplazaron por el de él para hablar de proyectos que ella había liderado al interior de la firma que ambos dirigían.

A esa invisibilidad se la conoce como Síndrome Lilly Reich: ser la número dos y quedar oculta por el número uno.

De esta manera y de otras, sistemáticamente, se ha borrado a las mujeres en la arquitectura.

Brecha entre estudiar y ejercer

Solo desde finales de 1.800 y comienzos de 1.900 se tiene registro de las primeras mujeres arquitectas en el mundo, un abrebocas de lo que significaría el siglo XX en términos de equidad. Y en el siglo XXI, si bien ha habido cambios, hay nuevos retos. Odile Decq, de 66 años, recuerda que cuando empezó a estudiar arquitectura las mujeres representaban solo el 11 por ciento en Francia. Ahora son mayoría: “Es una buena ruta, pero todavía no es equitativa en la vida laboral».

Una encuesta realizada en 2017, por la publicación de arquitectura Dezeen, evidenció la falta de mujeres en la arquitectura, principalmente, en niveles superiores. Sólo tres de los cien mayores estudios del mundo eran dirigidos por mujeres, únicamente dos tenían equipos directivos con más del 50 por ciento de mujeres y apenas el 10 por ciento de los puestos de mayor jerarquía eran ocupados por ellas. Al fenómeno en el que las mujeres no llegan a ocupar cargos directivos de la misma manera que los hombres se le conoce como Techo de Cristal.

Ser madre y ser una de las mujeres en la arquitectura

La maternidad es otra razón de la marginación de las mujeres en la arquitectura, así lo analizó la escritora Ada Louise Huxtable, pionera del periodismo de arquitectura y primer Premio Pulitzer de la Crítica. La encuesta de ‘Women in Architecture’, realizada por el Architects’ Journal, en 2016, mostró resultados que sustentan esa teoría. Nueve de cada 10 mujeres arquitectas del Reino Unido dijeron que los hijos obstaculizaban sus carreras. De hecho, exitosas arquitectas nunca fueron madres: Zaha Hadid, Liz Diller y Kazuyo Sejima.

“Sin un mayor apoyo colectivo, muchas mujeres –como cuidadoras de niños se han visto impedidas de alcanzar los mismos niveles de experiencia que los hombres a la misma velocidad (…). Y aunque ha habido avances, las estructuras de soporte a las madres sigue siendo un problema que necesita solución”, afirma la arquitecta inglesa Sadie Morgan. Por eso, ella ha desarrollado políticas como el trabajo flexible, de maternidad y paternidad en su estudio, para ayudar a gestionar vida profesional y personal.

Zaha Hadid – La estrella más brillante de las mujeres en las arquitectura 1950 – 2016

Antes de ella, ninguna arquitecta había tenido éxito cuestionando la visión de Mies van der Rohe y Louis Isadore Kahn. Zaha Hadid extendió las fronteras entre el diseño y la arquitectura redefiniendo la fluidez espacial. En 2004, se convirtió en la primera mujer en obtener el Premio Pritzker. Perteneció al grupo de deconstructivistas y sobrepasó los límites arquitectónicos desde que creó la Estación de Bomberos Vitra, en Alemania. Nació en Bagdad (Irak), en 1950, pero creció en Inglaterra, donde fundó su estudio luego de estudiar y ser profesora en la Architectural Association School of Architecture. En un homenaje póstumo a Hadid, la museógrafa y arquitecta española Victoria Garriga dijo: “Ser mujer y arquitecta hoy implica ocupar activamente el espacio público indisociable del mediático. Zaha Hadid es quizás la única de su generación que aceptó el reto con todas sus consecuencias”.

“Creo que los ‘no’ que vas recibiendo te hacen más perseverante. Yo podría haber tirado la toalla, pero no lo hice porque sabía que había mucho por desenterrar, por descubrir. Interpreté cada ‘no’ como un ‘sigue adelante’, un desafío”.

Zaha Hadid

Anna Heringer “Con la sostenibilidad en el ADN – 1977”

La arquitecta, considerada candidata para ganar el Pritzker, nació y creció en Alemania, pero su experiencia en Bangladesh fue la más determinante para su carrera. A los 19 años trabajó en la ONG Deepshikha y, tiempo después, en la cooperación para el desarrollo de esa ciudad.

Aprendió que el desarrollo se logra con los recursos existentes y disponibles, premisa que la llevó a ser una de las mujeres en la arquitectura. Junto a Martin Rauch ha desarrollado el método Clay Storming, basado en la construcción manual con arcilla, que imparte en diversas universidades como Harvard. Hoy se centra en el uso de materiales sostenibles y eso enseña como profesora honoraria de la Cátedra Unesco de Arquitectura de Tierra, Culturas de Construcción y Desarrollo Sostenible.

Su trabajo ha sido ampliamente publicado y exhibido, y ha recibido gran cantidad de premios.

“La sostenibilidad es sinónimo de belleza: un edificio que es armonioso en su diseño, estructura, técnica y uso de materiales, así como con la ubicación, el entorno, el usuario, el contexto sociocultural. Esto, para mí, es lo que define su valor sostenible y estético”, dice la arquitecta.

Sadie Morgan “Muy cerca de las comunidades 1969”

Hacer crecer un estudio de arquitectura en Londres es una de las cosas más emocionantes que ha logrado Sadie Morgan, así lo manifiesta. Su trabajo basado en las infraestructuras que conectan con las personas y los lugares la ha llevado a dictar conferencias en diferentes lugares del mundo.

De sus proyectos destaca el muelle de Hastings, orientado a la comunidad, que hizo que su estudio ganara el Premio RIBA Stirling en 2017, el más prestigioso de Gran Bretaña; y el diseño para el Maggie’s Centre de Oldham, que está construido con madera laminada cruzada, una arriesgada experimentación con el nuevo material.

Desde 1995, es directora fundadora del estudio de arquitectura dRMM. Además, preside el Panel de Diseño Independiente de la Alta Velocidad Dos (HS2), es miembro de la Comisión Nacional de Infraestructuras y vicepresidenta de la Comisión de Crecimiento del Estuario del Támesis 2050.

“Cuando eres parte de una comunidad, la arquitectura se convierte en el ingrediente de un organismo mucho más complejo”.

Sadie Morgan.

Odile Decq – “Arquitecta rebelde 1955”

Esta mujer arquitecta y académica francesa se describe como una guerrera. Le dio vida al concepto soft-tech en la búsqueda del constante dinamismo al interior de las construcciones, del desplazamiento libre en el espacio y la interacción con las personas.

“Las mujeres somos más capaces de tener compasión por quienes viven en el edificio, eso significa que organizamos los espacios adentro muy confortables, más habitables. Los hombres están más interesados en el exterior del edificio”, explica desde Francia a través de una videollamada.

A pesar de los prejuicios de su padre, Odile se licenció en arquitectura y recibió un diploma en urbanismo y planificación del Instituto de Estudios Políticos de París.

En sus inicios, su trabajo arquitectónico se inspiró en el hight-tech, un movimiento de los 70 con concepto futurista y uso constante del acero y el hormigón, pero ella adoptó el soft-tech para hacer de sus obras un espectáculo flexible y energético.

Se le reconoce por proyectos como la ampliación del Museo de Arte Contemporáneo de Roma, la comisión para el Fondo Regional de Arte Contemporáneo de Rennes (FRAC) y el diseño del restaurante de la Ópera de Garnier, en París.

Su proyecto más ambicioso es actual: la Torre Antares en Barcelona residencial y de 28 pisos, en la que diseñó su exterior y cada detalle de su interior.

“De esto se trata la arquitectura: de liberar a las personas de las dificultades cotidianas de sus vidas. Cuando la gente visita mis edificios, quiero que sea libre y experimente el momento”.
Odile Decq

Odile Decq

Lina Toro – “Una colombiana entre las mujeres en la arquitectura 1978”

Es la cabeza del estudio de arquitectura Dosmasuno Arquitectos y ha sido premiada en 33 concursos de arquitectura. Entre sus obras más emblemáticas están Behind the Scenes, Not Only a Car Wash, CSS Móstoles, Pasarelas M30, Casa Syntes y 102 Viviendas Carabanchel. Estudió arquitectura en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, homologó su título en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, España, y se hizo doctora internacional cum laude de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Lleva más de una década enseñando arquitectura en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y en el IE University. Empezó joven: a los 25 años construyó su primer edificio y a los 26, embarazada, despegó creando su estudio.

“Para dirigir una obra, la mujer es una excelente mediadora, es dialogante y resolutiva, porque genética y culturalmente ha tenido que estar atenta a muchas cosas al mismo tiempo. Creo que en la mente de una mujer siempre está la premisa de que la mejor batalla es aquella en la que no hay sacar las tropas a filas. En la profesión hay mucho prejuicio y mucho cliché, pero ha sido muy difícil derribar estos asuntos por falta de actores femeninos en la obra”, asegura.

Eileen Gray 1878 – 1976

Durante décadas la famosa villa modernista E1027, ubicada en la Costa Azul francesa, se le atribuyó al reputado arquitecto y urbanista suizo Le Corbusier, pero su creadora fue Eileen Gray, pionera de la arquitectura moderna. Ella diseñó su vivienda, hoy declarada Patrimonio de la Humanidad, basada en los conocimientos adquiridos con el arquitecto y periodista rumano Jean Badovici.

Gray estudió en la Escuela de Bellas Artes Slade de Londres. Luego se inspiró en la obra de Charles Rennie Mackintosh y el movimiento Art Nouveau en París. El lacado japonés se volvió su fascinación, que aprendió de la mano del maestro Seizo Sugawara. Materializó biombos, móviles y paneles, que luego le permitieron dividir los espacios de manera flexible, uno de sus importantes aportes al diseño interior.

Fue creadora de íconos del diseño como el sillón Bibendum, la mesa E1027 y la silla Dragón, adquirida por Yves Saint Laurent, que en 2009 se vendió por más de un millón de dólares.

Lina Bo Bardi 1914-1992

Se convirtió en referente de las mujeres en la arquitectura de Latinoamérica al combinar el arte moderno y el popular a través de construcciones ecológicas y humanistas.

Estudió en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Roma, donde nació. En Milán fue editora de la revista Quaderni di Domus, después de haber trabajado para Gio Ponti.

Cuando la guerra llegó a su fin, Bo Bardi participó en la planificación para reconstruir Milán, una acción relacionada directamente con su militancia en el Partido Comunista Italiano, como parte activa de la resistencia al fascismo.

En 1946 se instaló en Brasil y comenzó su trabajo más significativo, primero construyendo La Casa de Vidrio. Allí queda el instituto que lleva su nombre.