Medir la huella para cambiar el futuro

Medir la huella para cambiar el futuro

En sintonía con las necesidades del planeta, Amarilo ha empezado a calcular su huella de carbono, a identificar su impacto ambiental y a tomar medidas para mitigarlo. Según la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, solo 27,5 por ciento de las empresas en el país miden su huella. EL SECTOR de la construcción emplea hoy

En sintonía con las necesidades del planeta, Amarilo ha empezado a calcular su huella de carbono, a identificar su impacto ambiental y a tomar medidas para mitigarlo. Según la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, solo 27,5 por ciento de las empresas en el país miden su huella.

EL SECTOR de la construcción emplea hoy a 1,5 millones de colombianos, que, según la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), es un 69 por ciento más con respecto del año pasado. Aunque sea uno de los mayores promotores de la economía en el país, en su guía de gestión sostenible de 2021, Camacol advierte que es también uno de los principales consumidores de recursos, generadores de residuos, emisores de carbono y que representa casi el 40 por ciento del consumo de la energía mundial y las emisiones relacionadas con la edificación. 

En 2021, consciente de su impacto medioambiental, Amarilo inició un grupo de proyectos piloto con los que busca calcular su huella de carbono, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que producen. Su finalidad es identificar las causas clave de las altas emisiones de CO2 para buscar alternativas que mitiguen su impacto en el entorno. 

Liderados por el área ambiental, la huella se calcula a partir de las emisiones producidas por el uso de agua y energía durante el ciclo completo de la construcción y del carbono incorporado, que se refiere a las emisiones atribuidas a los materiales desde su extracción, fabricación, uso, mantención o eliminación a largo plazo.

En la medición realizada a cinco de sus obras: Samaria, Aliso II, Cedro, Silbador y Zainos, la constructora estimó que las emisiones de gases de efecto invernadero de todas juntas son poco más de 194 millones de kilogramos de CO2 durante una proyección de vida de 50 años. La fundación Aguea, por su parte, calcula que un árbol absorbe entre 500 y 1.500 kilogramos de CO2 en el mismo tiempo. 

Para reducir su huella de carbono, la empresa dirige sus esfuerzos hacia la construcción sostenible y responsable, un cambio que va desde el diseño de proyectos, los procesos de construcción y el uso de materiales cada vez más ecológicos. Los ejes fundamentales de su Plan de Acción comprenden el consumo responsable, el buen uso de recursos y la formación ambiental de sus trabajadores. 

Con el fin de controlar el consumo de recursos, Amarilo analiza rigurosamente las facturas de servicios públicos, se instalaron iluminarias y llaves inteligentes que se sirven de sensores para ahorrar agua y energía y, con procesos de recirculación en obra, se han logrado reutilizar altos volúmenes de agua. 

Para lograr la recirculación, el agua llega inicialmente a un sistema de sedimentación donde se remueven las partículas suspendidas (pequeñas partículas sólidas) y luego, se conduce a un tanque elevado que permite su reutilización dentro de los procesos y la reducción del consumo de agua desde la fuente. 

El programa Uso Eficiente y Ahorro de Agua, diseñado en el 2020, le permite a Amarilo medir su reutilización en los centros de trabajo. A lo largo de ese año, la constructora reutilizó el 2,3 por ciento del agua que consumió, lo que equivale a 4.761 metros cúbicos. Según Empresas Públicas de Medellín (EPM), una familia de cuatro personas consume, durante un mes, unos 15,4 metros cúbicos, es decir que el ahorro de ese año fue equivalente a la cantidad de agua que utilizarían 1.236 familias en un mes. 

La reducción de los desechos y su aprovechamiento al interior de las obras es otra de sus prioridades. Los residuos no pétreos —vidrio, acero, zinc, PVC, cartón, plástico, entre otros— que por sus características pueden ser reutilizados o reciclados para la fabricación de nuevos productos, son entregados a gestores ambientales para minimizar su disposición final, la afectación de recursos y la presión sobre rellenos sanitarios.

Los residuos pétreos —material de excavación y escombros— son reutilizados dentro de los procesos de construcción para reducir la explotación de material. Se usan en acondicionamiento de terrenos, rellenos, nivelación, adecuación de carreteables, cubrimiento de zanjas, entre otros. En el 2020 Amarilo aprovechó el 55 por ciento de sus residuos pétreos, nueve por ciento más con respecto de 2019. 

Por su parte, los residuos que no pueden ser reciclados por su condición de especiales, peligrosos y ordinarios se entregan a un gestor final autorizado. 

Amarilo asegura que es clave desarrollar modelos de economía circular e involucrar actores estratégicos a la cadena de suministros para obtener materiales cada vez más ecológicos. Por medio de una alianza con su proveedor Grupo Reyna, la constructora garantiza que más de 90 por ciento del acero consumido provenga de material reciclado, una cifra que supera las 18.000 toneladas de acero. 

Fomentar la formación de una cultura ambiental dentro de las obras y con sus trabajadores también es un pilar clave. La constructora promueve cambios de conducta para mejorar el uso de recursos, ofrece espacios de capacitación y programas de buenas prácticas para enseñar sobre consumo responsable y se propone metas de ahorro dentro de los proyectos. Afirma que vincular a las personas es determinante para lograr un cambio real en materia ambiental. 

Mediante un convenio realizado con el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, Amarilo busca compartir experiencias y prácticas que le sirvan de ejemplo a otras empresas para que cada vez más el sector constructor tenga conciencia de su impacto, mida su huella de carbono y redirija sus esfuerzos a combatir el cambio climático. 

 

Los esfuerzos del país en materia ambiental 

En Colombia, el sector constructor –público y privado– firmó el acuerdo Proyecto Acelerador de Edificaciones Neto Cero Carbono que pretende reducir al máximo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero producidas por las edificaciones en su ciclo útil. El objetivo es impulsar la descarbonización para que en el año 2030 las nuevas edificaciones sean cero carbono y las antiguas lleguen a serlo en 2050. Esto quiere decir que el resultado final de los proyectos no emitirá a la atmósfera más gases de efecto invernadero de los que hayan podido redirigir o capturar. 

 

 

Durante el Foro Biocasa 2021: Reactivación Sostenible y Economía Circular, Camacol sostuvo que Colombia se posiciona como uno de los lideres mundiales en construcción sostenible con más de tres millones de metros cuadrados acreedores de la certificación Excellence in Design For Greater Efficiencies (EDGE), con un total de 201 proyectos, de los cuales 138 son residenciales y equivalen a 51.807 unidades de vivienda. 

Este sistema de certificación de edificios ecológicos otorgado por Camacol les permite a los desarrolladores de proyectos inmobiliarios construir de manera sostenible. Para lograr una certificación EDGE estándar se necesita un mínimo de 20 por ciento en ahorro de agua, energía y energía embebida en materiales; la avanzada necesita de la certificación estándar sumado a un ahorro igual o mayor al 40 por ciento de energía; y la certificación Zero Carbon requiere la certificación avanzada y un 100 por ciento de energías renovables. 

Actualmente, Amarilo cuenta con dos proyectos que lograron la certificación EDGE; el proyecto Cantabria, conformado por 680 unidades de vivienda; y Boreal, que cuenta con 1008 unidades. Los proyectos superaron los criterios mínimos establecidos en ahorro de energía, agua y energía embebida en los materiales empleados. Además, otros 15 proyectos se encuentran en proceso para alcanzar la certificación. 

 

Premiados por sus esfuerzos

En el 2020, Amarilo fue galardonado con el premio de Responsabilidad Social Camacol Regional Bogotá y Cundinamarca en la categoría Mejor Experiencia Ambiental. Esto gracias al convenio de cooperación para la implementación de un plan piloto en manejo de residuos de construcción y demolición en el proyecto urbanístico Alameda del Río.

  • Boreal y Cantabria, dos proyectos que cuentan con la certificación EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies) por sus criterios de ahorro de energía, agua y energía embebida en sus materiales.