Grandes desarrollos, una apuesta por la transformación de las ciudades y la creación de comunidades sostenibles

Grandes desarrollos, una apuesta por la transformación de las ciudades y la creación de comunidades sostenibles

Definir territorios, crear ciudades y conformar comunidades han impulsado el desarrollo y avance de la humanidad. El concepto que actualmente enmarca lo conocido como ciudad se creó alrededor de la agricultura, construyendo asentamientos que permitieron a las personas estar cerca a lugares de trabajo y tejer las primeras redes de apoyo comunitario. A partir de

Definir territorios, crear ciudades y conformar comunidades han impulsado el desarrollo y avance de la humanidad.

El concepto que actualmente enmarca lo conocido como ciudad se creó alrededor de la agricultura, construyendo asentamientos que permitieron a las personas estar cerca a lugares de trabajo y tejer las primeras redes de apoyo comunitario. A partir de ese momento, y tras un proceso de evolución, los asentamientos fueron cambiando, mejorando los materiales en los que se construían y respondiendo a las necesidades de cada grupo.

La noción más clara de ciudad, similar a la que tenemos en el imaginario colectivo y según los hallazgos arqueológicos, fue en Mesopotamia, donde sus nativos vieron la necesidad de establecerse en un solo lugar, generar opciones para vivir y trabajar, evitando largos desplazamientos.

En estas primeras ciudades, también tomó protagonismo la unión de la comunidad, gracias a la creación de la técnica de arado y la rueda se dividieron el trabajo, designando roles y oficios que cumplían la demanda de una sociedad en crecimiento y en búsqueda de una evolución organizada donde cada familia tuviera su propio lugar para refugiarse, cuidarse y descansar.

Si bien en la actualidad este concepto de ciudad continúa, se ha incorporado un nuevo modelo basado en los grandes desarrollos como una apuesta por lograr un entorno planeado, que se desarrolle de manera esquemática y ofrezca todos los servicios básicos y complementarios en un alrededor cercano, aportando al mejoramiento de la calidad de vida. Un espacio en donde sus habitantes sean protagonistas de progreso, crecimiento y equidad. Es cumplir  con el objetivo más simple de una ciudad: responder a las necesidades de sus habitantes

La idea de los macro-proyectos proviene de la experiencia de países desarrollados, donde estas intervenciones a gran escala, cuando están bien resueltas, garantizan las áreas requeridas para la construcción de equipamientos comunales.

En Colombia, se puso en marcha con la formulación del Plan de Desarrollo del Gobierno de Misael Pastrana, quien quería dejar plasmado un modelo de ciudad que garantizara buena calidad de vida para los residentes y aquellos migrantes que con seguridad se desplazarían del campo, como venía ocurriendo en todos los países. Se argumentaba que si las grandes ciudades adoptaban esta política de crecimiento urbano se ahorrarían la necesidad de enormes inversiones en transporte público, condición que surge en ciudades monocéntricas, o donde las zonas de empleo quedan distantes de las residenciales.

Un abanderado de este modelo de grandes desarrollos en el país es Amarilo, que desde hace 29 años le ha apostado al urbanismo organizado y desde el 2007 lo reforzó con la implementación del concepto Ciudades dentro de la Ciudad, un modelo integral que le apuesta a crear entornos sostenibles, seguros e inclusivos que mejoren la calidad de vida de sus habitantes. En estos proyectos, además de vivienda, las familias cuentan a su alrededor con servicios complementarios a su alcance como comercio, vías, instituciones educativas, estación de policía, entidades de salud, espacios de recreación, los cuales proporcionan bienestar. Una apuesta para lograr una sociedad más equitativa.

Amarilo lidera este concepto con 10 grandes proyectos. En Soacha, Cundinamarca, con Ciudad Verde y 52.300 viviendas; en Cartagena con Parque Heredia (7.800 viviendas); en Barranquilla con Alameda del Río (24.000 viviendas); en Villavicencio con Hacienda Rosablanca (10.500 viviendas); en Madrid, Cundinamarca, con Hacienda Casablanca (4.132 viviendas); en Ricaurte, Cundinamarca con Las Palmas (3.780 viviendas); en Ibagué con Hacienda Santa Cruz (22.738 viviendas) y en Soledad, Atlántico, con San Antonio (5.000 viviendas). Por último, en Bogotá hacemos parte de Lagos de Torca (130.000 unidades proyectadas).

Con cada gran desarrollo las ciudades se transforman en diversos frentes. Primero, se dinamiza la economía a través de la generación de empleos locales y compra de insumos. Segundo, se impulsa un crecimiento planeado y ordenado del territorio que permite librar una batalla contra el déficit de vivienda, la desigualdad y problemáticas sociales. Tercero, se genera un sentido de propiedad para resguardar el bien privado y público, afianzando lazos comunitarios que se robustecen con el apoyo de programas que permiten gestionar proyectos entre las familias residentes. Toda esta transformación de ciudad conlleva al mejoramiento de la calidad de vida de las familias y la generación de bienestar social.

Sin duda, apostar a los grandes desarrollos debe ser un trabajo mancomunado entre el sector público y privado para transformar las ciudades. Planear a largo plazo, ordenando el territorio e impulsando la creación de comunidad es el camino adecuado y eficaz para fortalecer la competitividad de las regiones.