El mundo celebra el centenario de la fundación de la Bauhaus, la escuela alemana de diseño, arquitectura y arte que revolucionó esas disciplinas. Aunque los nazis la clausuraron catorce años después de su apertura, sus ideas superaron las fronteras e influyeron en varias generaciones.
El mundo celebra el centenario de la fundación de la Bauhaus, la escuela alemana de diseño, arquitectura y arte que revolucionó esas disciplinas. Aunque los nazis la clausuraron catorce años después de su apertura, sus ideas superaron las fronteras e influyeron en varias generaciones.
A finales de la segunda década del siglo XX, Alemania, así como otros países europeos, trataba de reponerse del desastre que le produjo la Primera Guerra Mundial. Muchos tenían ganas de empezar de nuevo y de crear una cultura incluyente. Con esas ideas, el arquitecto alemán Walter Gropius (Berlín, 1883 – Boston, 1969) asumió la dirección de la Gran Escuela Ducal Sajona de Artes y Oficios y de la Academia de Bellas Artes de Weimar (ciudad ubicada en el centro del país) para darles un gran vuelco y transformarlas en una nueva institución educativa. Así nació la Bauhaus (que traduce casa de la construcción), el 1 de abril de 1919.
Gropius reunió un singular grupo de profesores, entre ellos, varios artistas, como Paul Klee, Wassily Kandinsky, László Moholy-Nagy, Johannes Itten y Gerhard Marcks con el objetivo de ofrecer una enseñanza multidisciplinaria en la que primara el trabajo colectivo, que eliminara las diferencias entre artesanos y artistas e impulsara un nuevo lenguaje formal con procesos y materiales industriales. La meta era crear diseños funcionales para satisfacer las necesidades de la sociedad de la posguerra y mejorar sus condiciones de vida (sobre todo, de la clase trabajadora y de los menos favorecidos), cuyos precios, por supuesto, debían ser asequibles para todos.
Vida breve, enorme influencia
El principal requisito para inscribirse en la escuela era ser talentoso, sin importar el sexo o el país de procedencia. De acuerdo con los registros de la primera sede de la Bauhaus, en Weimar se matricularon entre cien y ciento cincuenta estudiantes, de los cuales se calcula que entre el 25 y el 50 % era mujeres y entre el 17 y el 33 %, extranjeros.
Como era de esperarse, en tiempos tan complicados, en los que el nazismo iba tomando cada vez más fuerza, la filosofía incluyente y práctica de la Bauhaus fue cosechando muchos enemigos.
Lo positivo del cierre fue que gracias a que sus grandes maestros y muchos de sus estudiantes se vieron obligados a huir de Alemania y exiliarse en ciudades como Boston, Nueva York, Chicago, Londres, Tel Aviv e, incluso, en la Unión Soviética las ideas y el legado de la escuela se expandieron por el mundo y contribuyeron al desarrollo de la arquitectura y al diseño moderno.
Tres etapas, tres directores
- Weimar (1919 – 1925)
Director: Walter Gropius
“¡Construyamos un nuevo gremio de artesanos sin la distinción de clases que levanta un muro de arrogancia entre artesanos y artistas! Permitámonos juntos desear, concebir y crear el nuevo edificio del futuro, que combinará todo en una única forma: arquitectura, escultura y pintura y que un día se alzará hacia el cielo de la mano de un millón de artesanos como símbolo cristalino de una nueva fe”. Ese es parte del manifiesto de la Bauhaus, concebido por Gropius, su fundador. En 1923, el arquitecto organizó la primera exposición de la escuela en la que se presentaron sus mejores productos, que unían arte y tecnología. La victoria del partido de derecha en las elecciones de la ciudad, en 1924, le redujo considerablemente el presupuesto a la institución y precipitó el fin de su primera etapa.
- Dessau (1925 -1931)
Director: Hannes Meyer
Fue la época dorada de la escuela, caracterizada por el desarrollo y el auge del diseño industrial. Uno de sus símbolos fue la sede diseñada por Gropius, un edificio concebido como una austera fábrica de ideas con estructura de acero, amplios talleres de estilo industrial y fachadas vidriadas para que se viera desde afuera lo que se hacía adentro (hoy es uno de los lugares turísticos más visitados de la ciudad). En 1928, la dirección de la Bauhaus pasó a manos del arquitecto y urbanista suizo Hannes Meyer, que hizo énfasis en que la construcción debería ser un fenómeno social más que formal, decía que debían primar “las necesidades de la gente en lugar de las ansias del lujo”.
- Berlín (1931 – 1933)
Director: Ludwig Mies van der Rohe
Ante las presiones políticas, por último, la Bauhaus se estableció en las instalaciones abandonadas de una antigua fábrica de teléfonos de Berlín, bajó la dirección del arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, 1886 – Chicago, 1969), a quien se le atribuye la autoría de la célebre frase “menos es más” y que más tarde sería reconocido como uno de los padres de la arquitectura moderna. En sus últimos años, la escuela se centró en la enseñanza de la arquitectura, por encima de otras ramas del diseño, hasta que el 11 de abril de 1933 la policía nazi selló la sede y arrestó a 32 estudiantes. Finalmente, la Bauhaus se disolvió el 20 de julio de ese año.
Algunos diseños icónicos de la Bauhaus
- Tetera MT 49, Marianne Brandt
1924
La artista alemana Marianne Brandt fue la primera mujer en ingresar al taller de metal de la Bauhaus (la mayoría estaba en el de tejido o en el de alfarería) y, más tarde, la primera en dirigirlo. La tetera, que tiene la altura de una taza de té, 7,5 cm de alto, está hecha de láminas de latón y madera de ébano y sobresale por su diseño geométrico y aspecto industrial.
- Lámpara de mesa WG24, William Wagenfeld y Carl Jakob Jucker
1924
Es otro de los símbolos de la Bauhaus. De vidrio y metal, fue hecha a mano y carece de ornamentos. Justamente, su belleza radica en la sencillez y funcionalidad de sus formas básicas. El diseñador alemán Wilhelm Wagenfeld y el diseñador suizo Carl Jakob Jucker se inspiraron en las antiguas lámparas de queroseno.
- Cuna, Peter Keler
1923
El libro sobre la teoría del color de Wassily Kandinsky, uno de los profesores de la Bauhaus, fue el punto de partida de este diseño del arquitecto alemán Peter Keler. Círculos, triángulos, rectángulos y colores primarios son las claves de este producto que se presentó en la exposición de la escuela de Weimar, en 1923.
- Silla Barcelona, Ludwig Mies van der Rohe y Lilly Reich
1929
El arquitecto y la diseñadora alemanes concibieron esta silla mundialmente conocida para el pabellón de su país en la Exposición Universal de Barcelona, que se celebró en 1929. La idea era que fuera cómoda y funcional. La estructura en forma de X, inspirada en la de los modelos plegables, es de acero y los cojines son de cuero.